La historia comienza así… las doncellas fugaces, corrían con sus cabellos lacios y rubios iluminando el cielo, siguiendo a su dulce madre la Luna, una de ellas mirando a la tierra se quedó dormida, observaba a un hombre que desde abajo decía:
-¡Oh! Preciosa estrella que me miras,
concédeme un deseo,
que vuestra madre la luna
alimente este nuevo sueño,
que en su vientre de madre,
lo cuide y lo haga crecer.
Las demás doncellas se percataron de que una se había quedado, corrieron hacia ella y vieron que en un deseo se había convertido.
Dama celeste
Cargado tu vientre
De un sueño anhelado
De vivir a su lado.
Tú en este tiempo
Antes del parto
Lo has alimentado
Con pasión y arrebato
Hoy es más fuerte
Casi infinito
El amor que siento
Por ti amado mío.
Aquella estrella fugas
Concedió mi deseo
La luna
Es madre de nuestro
Sueño.